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El pueblo Sabalero en el Olímpico de Córdoba. |
Habían pasado cerca de dos horas del partido y casi nadie quedaba en el vestuario. José Vignatti, que había asumido la presidencia de Colón medio año antes, salió y no observó mi presencia. Yo estaba sentado en un banco de madera ubicado en el amplio pasillo del mundialista estadio cordobés, contra la pared contraria a la del vestuario. O sea que era fácilmente perceptible, sin embargo no me vio. Vignatti se dio vuelta y le gritó al resto de la dirigencia que permanecía adentro: “¡Vamos, que la cagada está hecha!”. No le gustó nada al presidente cuando hice público aquella exteriorización de su bronca. Es que él no acostumbraba a emplear estos términos, me dijo tiempo después, cuando se recompuso la relación. Pero fue una expresión razonable y acorde a las circunstancias.
Enrique Cruz (periodista de El Litoral y FM Sol Sports).
La foto de aquel 26 de junio de 1993 despierta sensaciones bien distintas en el hincha sabalero. El orgullo de ver el inmenso Chateau Carreras pintado de sangre y luto y el dolor de esa final desperdiciada de una manera inverosímil. El aliento de las miles de almas rojinegras convertido en llanto al ver esa definición imposible de tolerar para cualquier corazón, que transformó el postergado sueño del ascenso en una pesadilla.
Esa tarde en el Olímpico de Córdoba, el equipo que dirigía Jorge Ginarte protagonizó uno de las finales más insólitas del fútbol argentino: Colón y Banfield definían el campeonato y el ascenso. Los 90 minutos terminaron 0 a 0 y en el primer tiempo suplementario el conjunto del barrio Centenario tuvo la primera chance para meterse en la historia, pero Adolfino Cañete falló desde los once metros ante Gabriel Puentedura y llegaron a la definición por penales. El Sabalero tuvo tres oportunidades para abrazarse a la Primera División, tres match point para ponerle fin a doce años de frustraciones. Y falló en todas.
Pero la mala racha de Colón desde esos doce pasos malditos había comenzado antes. En la primera rueda, sólo tuvo un penal a favor, y lo convirtió: el encargado de ejecutarlo fue Adolfino Cañete, en un partido que terminó 2 a 2 frente a Central Córdoba, en Rosario. En la segunda parte de la temporada, el número es llamativo: incluyendo la definición frente al Taladro, el conjunto del barrio Centenario pateó 18 penales y convirtió sólo siete, con una efectividad de apenas el 38 por ciento.
Esa serie nefasta comenzó el 14 de marzo de 1993, en un partido increíble frente a Nueva Chicago, en el estadio Brigadier López. El dueño de casa se puso en ventaja al minuto de juego, a través de Jorge González. A los 19' empató Gustavo González, de penal, para los de Mataderos. Sobre el final de la primera etapa, el árbitro Roberto Ruscio expulsó a César Couceiro, de Chicago. En la jugada siguiente, sancionó un penal para Colón, pero Jorge Ciancaglini le ahogó el grito a Maximiliano Cincunegui.
En el complemento, con un hombre más, los de Ginarte fueron por la victoria, pero chocaron contra una gran tarde de Ciancaglini y su propia ineficacia. Ruscio dio siete minutos de descuento y en el segundo de ellos le mostró la roja a José Villarreal, por lo que el Torito terminó con nueve. En la última jugada del partido, el juez sancionó el segundo penal de la tarde, con idéntico resultado: Ciancaglini ganándole el duelo a Cincunegui.
En la fecha 31 Colón sufrió una de las peores goleadas de su historia: 7 a 0 ante Banfield, en el sur del Gran Buenos Aires. Una semana después, se desquitó con un 6 a 0 frente a Instituto, en Santa Fe. Ese día tuvo dos penales: el primero lo convirtió Adrián Marini, y el segundo, ejecutado por Jorge González, terminó en las manos del arquero Rubén Del Olmo. Dos fines de semana más tarde, Cañete volvió a fallar: esta vez fue ante Ramón Álvarez, de Gimnasia y Tiro, aunque el Sabalero igual se impuso 3 a 1.
Chupete Marini volvió a aprovechar la pena máxima en una goleada ante Atlético Tucumán, pero siete días después no pudo ante Fabián Binzugna, de Deportivo Laferrere, en un empate 2 a 2 que también podría haber definido el ascenso para los Sabaleros sin necesidad del desempate.
En el Chateau Carreras, tras la igualdad sin goles en tiempo reglamentario, apareció Luis “Mandioca” Guzmán, que armó una jugada bárbara y fue derribado por un defensor de Banfield. Juan Carlos Crespi no dudó, pero Cañete sí: le pegó fuerte, de zurda, ni al medio ni esquinado, y Gabriel Puentedura desvió el remate. Los dirigidos por Ginarte jugaron 43 minutos con un hombre más, por la expulsión de Ivar Stafuza, y no supieron aprovecharlo.
Llegó la serie decisiva: convirtieron Gustavo Maciel (B), Adrián Marini (C), Jorge Jiménez (B) y Alfredo Juárez (C). El primero en fallar fue Héctor Herrero (B), que reventó el travesaño y vio cómo la pelota picaba en la línea antes de salir. Juan José Ferrer adelantó al Sabalero con un derechazo cruzado y parecía que todo se definía cuando José Perassi desvió el disparo de Damián Benedetti. Le quedaban dos penales a Colón y marcando uno se consagraba; Banfield tenía uno, y no podía fallar.
Marcelo Enrique pudo tocar el cielo con las manos. Tomó muchísima carrera pero le pegó mordido, débil, y Puentedura contuvo contra su palo derecho. Héctor Godoy cumplió su papel y empató, pero el Sabalero tenía una chance más. Fue Arnaldo Vázquez, “que tuvo una buena semana tirando penales en las prácticas”, según anticipaba Eduardo González Riaño en su relato para Canal 13. Pero el paraguayo le pegó con una displicencia enorme y Puentedura, otra vez, le dio aire a sus compañeros.
Ahora era uno contra uno: acertaron Daniel Delfino (B) y Guzmán (C). Perassi atajó el violento derechazo de Fabio Lenguita y Colón tenía, por cuarta vez en el partido, todo para ganarlo. Fue Jorge González, que tiró débil, al medio, para que Puentedura agachado, casi sin moverse, volviera a impedir el grito rojinegro. Javier Sanguinetti no falló y todo terminó cuando Roberto Mamani estrelló su penal contra el palo.
Luego de aquella frustración, la bronca de la gente apuntó contra los jugadores paraguayos (Vázquez, Cañete y González) y se tejieron muchísimas versiones. Incluso se dijo que en el primer tiempo suplementario Cañete no lo dejó patear a Ferrer, cuando éste debía hacerse cargo del remate. “No fue así. Fue el destino. Si ese penal lo pateaba yo, también lo erraba”, afirmó Juanjo tiempo después. Precisamente fue Ferrer el que falló por última vez en ese campeonato: frente a All Boys, por el reducido. Rubén Urquiza contuvo su disparo. Colón logró pasar de ronda, pero luego fue eliminado por Central Córdoba, cerrando una temporada contradictoria: una de las mejores en el Nacional “B”, pero sin lugar a dudas la más triste.
Todos los penales de la temporada
15 (V) | Central Córdoba | A. Cañete | Gol | |
28(L) | Nueva Chicago | M. Cincunegui | Atajado | |
28(L) | Nueva Chicago | M. Cincunegui | Atajado | |
32 (L) | Instituto | A. Marini | Gol | |
32 (L) | Instituto | J. González | Atajado | |
34 (L) | Gimnasia y Tiro | J. González | Atajado | |
38 (L) | Atlético Tucumán | A. Marini | Gol | |
39 (V) | Laferrere | A. Marini | Atajado | |
Des. | Banfield | A. Cañete | Atajado | |
Des. | Banfield | A. Marini | Gol | |
Des. | Banfield | A. Juárez | Gol | |
Des. | Banfield | J.J. Ferrer | Gol | |
Des. | Banfield | M. Enrique | Atajado | |
Des. | Banfield | A. Vázquez | Atajado | |
Des. | Banfield | L. Guzmán | Gol | |
Des. | Banfield | J. González | Atajado | |
Des. | Banfield | R. Mamani | Desviado | |
Oct. Oct. | All Boys All Boys | J. Lugo J.J. Ferrer | Gol Atajado |
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