domingo, 17 de marzo de 2013

La derrota menos esperada

Una de las habituales formaciones de Unión, en 1978.


El partido entre Patronato y Unión del Nacional ´78 ilustra a la perfección la fantástica frase de Dante Panzeri sobre “fútbol, dinámica de lo impensado”. La única manera de comprender cómo un equipo sin jugadores de renombre en su primera excursión por la máxima categoría consiguió ganarle a uno que venía de marcarle cuatro goles a Boca en la Bombonera y arrastraba una racha magnífica de 24 partidos sin derrotas es aceptando el lugar pequeño que ocupa la lógica en este hermoso deporte. Antecedentes, estadísticas y presunciones suelen esfumarse cuando comienza a rodar el balón y sólo toma trascendencia lo que ocurre en el campo de juego, como ocurrió aquella noche en el Presbítero Grella. Aún hoy los entrerrianos no se explican cómo pudieron conseguir semejante victoria, cada vez más agigantada con el paso del tiempo, aunque todo puede pasar en el mágico mundo del fútbol. Hasta lo más ilógico e impensado.

Javier Valli (periodista de Olé y TyC Sports, autor del libro “En el ring de la vida”).


La segunda parte de la década del ’70 fue, sin dudas, la más importante en la historia de Unión. Arrancó en 1975, con la contratación de Juan Carlos Lorenzo, proveniente del Atlético de Madrid, como técnico, y culminó en 1979, con aquellos dos empates en las finales ante River, que dejaron al pueblo rojiblanco sin el título. En ese período, además, el Tate logró un impresionante invicto de 24 partidos, con goleadas ante Boca y River incluidas. Llamativamente, aquel récord no cayó en manos de algunos de los grandes del fútbol argentino. Ni siquiera sucumbió frente a los equipos que, por esos años, peleaban campeonatos en Primera División: Ferro, Huracán, Talleres, Atlético Tucumán. Tampoco ante Colón, su eterno enemigo. Aquella histórica racha llegó a su fin en el escenario menos pensado: el Presbítero Bartolomé Grella, frente a Patronato.

Luego de un 1977 complicado, en el que Unión debió pelear por la permanencia, a comienzos de 1978 la dirigencia rojiblanca contrató a un técnico de extensa trayectoria en Primera División como Miguel Ignomiriello. Además, incorporó al arquero Carlos Biasutto, a los defensores Néstor Chirdo y Héctor Kees, los volantes Norberto Rosetti, Héctor Pitarch y Arsenio Ribeca, y el delantero Jorge Salas.

Era el año del Mundial, por lo que el calendario futbolístico se pararía a mitad de año. En la primera parte del certamen, el equipo dejó muchas dudas. Tras la consagración de Argentina en la Copa del Mundo se reanudó el certamen y la comisión directiva decidió ratificarle la confianza a Ignomiriello. Pero una derrota 5 a 2 frente a Argentinos le puso fin a su ciclo y derivó en la llegada de Reynaldo Volken. El nuevo entrenador arrancó con un empate con Colón, una derrota ante Independiente, una victoria sobre Huracán y una nueva caída, esta vez frente a Quilmes.

Luego de ese encuentro ante los Cerveceros, comenzó la racha. La primera víctima fue Platense, que cayó 3 a 2 en el 15 de Abril. Le siguieron Banfield y Chacarita, y luego tres empates consecutivos, con Rosario Central, San Lorenzo y All Boys. El conjunto de Volken siguió por la senda del triunfo ante Gimnasia y Racing, para luego golear 5 a 0 a River y rescatar un empate en La Bombonera, ante el Boca del Toto Lorenzo que, dos meses después, se quedaría con la Copa Libertadores de América.

“Este equipo no deja hacer al rival, marca, muerde, no ofrece un solo centímetro de ventaja, se cuida y cuando le dan el blanco demuele. Unión es como esos boxeadores que mantienen un supuesto estatismo provocando el desaliento del rival hasta que empieza a fabricar sus ataques”, aseguró la revista El Gráfico en una nota que tituló “Unión, la máquina de sumar”, en esos días.

El Tate llegó a la última fecha con chances de ser campeón. El líder era Quilmes, con 52, y debía visitar a Rosario Central. Por su parte, Boca, que recibía a Newell’s, tenía 51, mientras que los Rojiblancos sumaban 50 unidades y serían anfitriones de Estudiantes. Giachello abrió la cuenta para los de Volken, y desde la radio llegaban buenas noticias: el Cervecero perdía y los Xeneizes empataban. Sin embargo, los tres ganaron sus encuentros y el conjunto de la Avenida terminó tercero.

Unión no pudo alzar el título, pero el invicto seguía en pie. En el arranque del Nacional, venció a Patronato y a Platense. Luego igualó con Atlético Tucumán y Chacarita, para volver a hilvanar tres victorias consecutivas: frente a Gimnasia y Esgrima de Mendoza, Huracán y Boca. Este último, un inolvidable 4 a 0 en la Bombonera.

Hasta ese momento, Unión ostentaba 24 partidos sin caídas, con 18 victorias y seis empates, 41 goles a favor y tan solo 9 en contra. Nada hacía suponer que esa marcha se detendría en Paraná, pero como alguna vez escribió Dante Panzeri, el fútbol es el arte de lo imprevisto.

“Puede anticiparse una concurrencia excepcional y muy posiblemente caerá el récord obtenido por Patronato ante Boca. Es que no sólo el paranaense llevará gente, sino también el santafesino y en forma máxima, arrastrado por la notable campaña del equipo (24 fechas invicto) y por el hecho de ser el puntero absoluto del grupo B, con dos unidades de ventaja sobre el segundo”, anticipaba El Litoral.

Pero las cosas le salieron mal de entrada a Unión en el Presbítero Grella: a los 15 minutos, “Taboada Rojas tocó para Pesoa, quien se fue velozmente por el lateral y tiró un centro a la puerta del área, Merlo salió a destiempo a buscar la pelota y le quedó a disposición a Rubén González, que fusiló a Biasutto”. El Tate, herido en su orgullo, se desesperó para ir a buscar el empate, pero siempre chocó con la férrea defensa del Patrón, que jugó la última media hora con un hombre menos. “Patronato no pasó la mitad de la cancha y Unión fue a la desesperada por la igualdad, que no llegó”, precisó el vespertino.

Tiempo después, Merlo dijo que “ese día Unión no podía ganar”, haciendo referencia a la labor de Teodoro Nitti, árbitro del encuentro. Sin embargo, las crónicas periodísticas de la época no reflejan nada irregular en el encuentro. El gol de González fue repetido varias veces por la voz del estadio tras el triunfo, y desató una fiesta en Paraná. Unión se levantó, ganó el grupo y fue eliminado en semifinales por River, pero aquella derrota cortó una racha que nunca pudo volver a repetir. “Una máquina, por perfecta que sea, puede un día no funcionar con normalidad”, cerró El Litoral.

Los 24 partidos invicto

Metropolitano 1978
25 (L) Platense 3-2
26 (V) Banfield 1-0
27 (L) Chacarita 1-0
28 (V) Rosario Central 2-2
29 (L) San Lorenzo 0-0
30 (V) All Boys 0-0
- 31 Libre
32 (L) Gimnasia (LP) 1-0
33 (V) Racing 1-0
34 (L) River 5-0
35 (V) Boca 1-1
36 (L) Atlanta 2-0
37 (V) Estudiantes (BA) 4-1
38 (L) Newell's 1-0
39 (V) Vélez 1-0
40 (L) Argentinos 2-1
41 (V) Colón 1-1
42 (L) Estudiantes (LP) 3-0

Nacional 1978
1(L) Patronato 2-0
2 (V) Platense 2-0
3 (L) Atlético Tucumán 0-0
4 (V) Chacarita 0-0
5 (L) Gimnasia (Mza) 2-0
6 (L) Huracán 2-1
7 (V) Boca 4-0

(Publicado en el semanario Soy Deportes)

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