Este libro no pretende ser más de lo que es: un puñado de historias contadas de la mejor manera posible. El lector que busque en estas páginas una pluma elegante, un lenguaje florido, vuelo literario, se desilusionará. El autor, como esos número “5” que se dedican a recuperar y tocar de primera, renunció a lujos propios de números “10” y buenos escritores, a los que envidia, y no sanamente. Esa limitación intentó ser compensada con sacrificio: hay un largo recorrido por bibliotecas, hemerotecas, archivos, expedientes judiciales y entrevistas con futbolistas, técnicos, dirigentes, árbitros, periodistas y familiares que permitieron cerrar cada relato. “Yo también pagaría una entrada para ver a Michelini”, dijo alguna vez Ángel Cappa, un amante del buen fútbol, haciendo referencia a aquel volante batallador de su Racing. Espero que, como Cappa, los lectores exigentes reconozcan el despliegue. El talento se los debo.
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